No sabía como pero el verano ya estaba acabando y me estaba viendo como todos los años entrando en la conocida "depresión pos-vacacional". Realmente quería volver a las clases porque llegaba un punto en el que las vacaciones me terminaban aburriendo y deseaba volver a reunirme con todos mis amigos, conocer nueva gente y adquirir algún que otro conocimiento nuevo, ¿por qué no? Pero lo que si que odiaba y ahora mucho más eran los exámenes, esas tardes y noches de sacrificio para luego desear haber sacado una mejor nota.
Pero cada día era uno menos para la cuenta atrás porque todo cambiaría. ¡Sí, cambiaría ya que este año será diferente, y estaba segura pues me lo decía el corazón!