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martes, 15 de diciembre de 2009

cuenta atRás...


No sabía como pero el verano ya estaba acabando y me estaba viendo como todos los años entrando en la conocida "depresión pos-vacacional". Realmente quería volver a las clases porque llegaba un punto en el que las vacaciones me terminaban aburriendo y deseaba volver a reunirme con todos mis amigos, conocer nueva gente y adquirir algún que otro conocimiento nuevo, ¿por qué no? Pero lo que si que odiaba y ahora mucho más eran los exámenes, esas tardes y noches de sacrificio para luego desear haber sacado una mejor nota.

Pero cada día era uno menos para la cuenta atrás porque todo cambiaría. ¡Sí, cambiaría ya que este año será diferente, y estaba segura pues me lo decía el corazón!

Todo comenzó...

... bueno realmente no lo sé. Sólo recuerdo esa deliciosa sensación calida en la mañana, por lo que deduzco que eran finales de verano porque mi mente no alcanza para recordar más, pero se rompió con el sonido del despertador. era ya finales, pero a nadie en esas fechas le gusta levantarse a las 8 de la mañana y yo tenía que levantarme, desayunar, prepararme, salir de casa y coger la guagua para ir al gimnasio, aunque en realidad no había sido idea mía pero me venía bien pues este año no había sido uno de los mejores y todo parecía una empinada cuesta a la que me estaba rindiendo, y no podía retrasarme pues si no era Rocío era Lucía la que me esperaba en la estación para ir. Lo bueno de estos días era que cada día hablábamos más y nos contábamos nuestros pequeños amoríos de verano aunque nada muy interesante en verdad. Pero hoy me había levantado con una buena sensación no recordaba el sueño con todos sus detalles pero desde que vi a Lucía se lo tuve que contar. Ya faltaba menos para que las clases comenzaran y de tanto hablarlo, como todos los años, terminé soñando con ello, aunque como la mayoría de los sueños estos nunca se cumplen. Ésta vez había sido diferente porque este año todo sería distinto... Todo era difuso, era el primer día de clases y veía muchas caras, muchas de ellas nuevas para mí tanto de otros cursos anteriores como de fuera, las cuales no recordaría al día siguiente, pero aunque no lo recordaba con absoluta nitidez nunca olvidaría su rostro... el de aquel ángel que con tan solo una mirada acompañada de esa maravillosa sonrisa me cautivó, ese rostro que dondequiera que lo encontrase lo reconocería sin dudar. Nada más terminar de contárselo Lucía se empezó a reír pero lo admito yo también lo hubiese hecho, además a quien quería engañar era un simple sueño y nunca se cumplían, al menos hasta ahora, pero no tendría tanta suerte de conocerle.